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Esto es justamente lo que necesitaban nuestras pesadillas: robots que además de tener instintos poco recomendables en un ser sin conciencia, huelen mal. Kevin Grennan, un artista londinense, ha creado la primera axila robótica del mundo; un proyecto que en teoría (y estamos siendo generosos) desprende feromonas de distinto tipo para influir en los seres humanos de las proximidades.
Su calenturienta mente hasta ha imaginado tres posibles aplicaciones del robot en el mundo real: tenemos por ejemplo el robo-sobaco detector de bombas, que te pondría alerta emitiendo el "olor del miedo" al acercarte a un paquete explosivo; un autómata que segregaría feromonas masculinas para incitar a las trabajadoras de una cadena de montaje a trabajar más rápida y eficientemente; y por último, una versión para quirófanos para tranquilizar a los pacientes (harto complicado, considerando que parece un Hanar de Mass Effect, pero con una textura perturbadoramente humana).
Lógicamente, Grennan no tiene el menor deseo de plasmar algo semejante en forma de un robot de producción, y no sólo porque no tenga viabilidad alguna, sino porque su intención es hacer que el público piense "en cómo queremos interactuar de verdad" con los autómatas del futuro, transmitiéndo al espectador "el oscuro pensamiento de que los robots pueden tomar el control subconsciente de los humanos". Ciertamente, la ignorancia es la felicidad...
[Vía Ieee Spectrum]Read | Permalink | Email this | Comments
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